martes, 25 de marzo de 2008

XXL Arte

Al final, como no me pude poner de acuerdo en el día y la hora de ir a Santa Fe con los compañeros,una tarde que ya estaba cansada de estar en casa decidí cojer el bus e ir a la exposición yo sola, bueno, Loreena Mckennitt me acompañaba en el viaje. Muchos recuerdos en el autobús al volver a hacer ese recorrido que tantas veces hice hasta hace un par de años. La vega sigue igual de bonita y el sol sigue escondiéndose tras Sierra Elvira, lo que si ha cambiado es el pueblo, dejas de ir y cuando vuelves ya hay calles nuevas y casas que antes no estaban, aunque he de reconocer que lo esta poniendo muy bonito.Lo malo es que que si eso ha pasado en un año o dos, cuando vuelva de Sevilla dentro de tres años...no me gustaría cojer el bus y ver que mis alamedas se han convertido en casas, seria muy triste.
En fin, a lo que voy que se me va el santo al cielo.
La exposición en La Casa de América o Centro Damián Bayón ocupaba la primera planta. Lo primero que me llamo la atención fue el tamaño de las obras, sinceramente, yo me las imaginaba mas grandes, aunque a lo mejor parecían mas pequeñas al ser las salas tan altas. Aun así había algunas que no hacían honor al nombre de la exposición.
Empecé la visita de derecha a izquierda, Wilma Picapiedra me dio la bienvenida desde su ventana pixelada. En esa sala me choco el cuadro del niño en blanco y negro por la limpieza y por la técnica, era como manchas de tinta, grises muy sutiles que luego reforzó con trama de lo que me imagino que era un boli.Un trabajo minucioso para un formato tan grande.
Ya me pude hacer una idea de lo que iba a encontrar en las demás salas, formatos grandes, soportes en algunos casos, nuevos y ticónicas que nunca se me hubiera ocurrido como la transferencia fotográfica en piedras y en ese de madera tan grande que había al final con la foto de dos chicas "Miedo y ganas de encontrarnos".
El caballito de la ultima sala fue sin duda mi preferido, no solo porque me recuerde a los seres fantásticos que viven en mi cabeza(le faltaba el cuerno en la frente) sino por los efectos de los rosas del cuerpo, la cola, que haya usado brillantina sin que quede hortera, puso la justa. Si, muy divertido.
No puedo acabar sin mencionar aquel que estaba pintado sobre la tela de un colchón, la abuela amamantando al bebe. Casi todos eran originales como ellos solos pero este llama la atención sobre ellos por la temática creo y por la forma de trabajar las figuras tan valientemente, con pinceladas sueltas sin rellenarlo todo de color dejando así que las imágenes se fundan con el estampado de la tela.
Todas estas técnica, soportes nuevos y formas de trabajar atrevidas a los novatos en esto como yo nos abre los ojos a otras posibles maneras de trabajar. Una exposición con no muchas obras, variada curiosa y, porque no, divertida. A pesar de todo, si me tengo que quedar con algo de esa tarde me quedo con el viaje de vuelta, agradecía en la vega y al salir de Santa Fe los verdes se hacían cálidos y la Sierra reflejaba esos colores en la nieve.

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