lunes, 11 de agosto de 2008

Escala de grises

Ultimamente mis días se han convertido en una lucha contra es color que no es ni blanco ni negro, pero ni verde ni naranja y que todo lo cubre con su manto medio ocre.

Me siento casi como la Emperatriz Infantil de La historia interminable luchando contra la nada para evitar que se apodere de mi y haga de mi personita otro cactus más que trabaja, lee, come o lo que sea, solo porque tiene que hacerlo.

Desde que trabajo en la cafetería me he vuelto más consciente del terreno ganado que tiene esa especie de "Nada" en nuestro mundo. Es un poco triste...al menos a mi me proboca pena y angustia.

Veo personas que llegan, consumen, no hablan con nadie, comen mirando a la pared como si en ella estuviese el porqué de su existencia pero sin intención alguna de encontrarla y después de un largo rato así...pagan y se van casi sin decir ni buenas tardes, ni una sonrisa ni nada. Luego hay otros personajes que van de dos en dos y que se hacen llamar parejas. Las hay de todas las edades aunque no se diferencian mucho entre ellas. Estos llegan, se sientan con su bebida y consumen con ella una tapa de minutos muertos mirando a cualquier punto de alrededor menos a los ojos del compañero. Curioso juego el de esta especie. Parece que intentan practicar la telepatía porque desde detrás de la barra no se les ve hablar, tampoco sonreír...Pero quien soy yo para juzgar eso... Cuando nos visita una pareja de estas pero de mayor edad y se piden su refresco y su tapa de segundos aliñados me consuela pensar que si no se hablan es porque han aprendido a compartir el silencio y esto no es nada fácil, me refiero a estar agusto con alguien compartiendo el silencio con toda su crudeza. Otras veces pienso que es que no tienen nada más que decirse el uno al otro o que les interesa observar lo que les rodea más que lo que le pueda aportar su compañero en una animada conversación. ¿Eso es lo que me espera a mi? Yo no quiero eso...Yo quiero hayar vida en el brillo de unos ojos y que se alimente con la chispa de los mios y se hagan crecer mutuamente hasta que creamos que de vivos vayamos a morir.
Toda esta reflexión no hubiera salido a la luz si no hubiese colmado el vaso con otra visión que no se con qué adjetivo vestirla, asi que la dejaré desnuda con toda su crudeza...Pasé por el parque y vi a niños jugando en los columpios y a madres balanceando a sus niñas y ancianos sentados en bancos como d costumbre.Todo esto parece muy normal y hasta hermoso si no fuera porque los niños no reían, vi en ellos personitas que estaban jugando porque los niños juegan...no se si consigo transmitir ese vacío que sentí al ver sus caritas largas y ese silencio que ocupaba el lugar de las risas y gritos que se supone que tiene que haber en un parque plagado de niños.
Si seguimos analizando la escena, las madres que columpiaban a sus hijos tenían la misma expresión que ellos y estaban solas, miraban al infinito como si estuvieran pensando en algo más importante que lo que estaban haciendo.
Por un momento me sentí un extra desorientada en un plató donde se rueda una película de androides. Ya no estamos muy lejos de ellos, tenemos programadas las actividades que nos producirán los sentimientos que causarán otras actividades y así vivir con unas pautas "normales" de comportamiento todas ellas dentro d la misma línea.
Cuanto vacío.....
Las parejas de ancianos eran las mismas que después de ir al bar, fueron al parque a sentarse, porque eso es lo que hacen los abuelos ¿No? Sentarse en el parque y ver a los niños jugar, pero parecía que les fascinaba más el gris y el marrón de los edificios que escudriñaban que las risas de los pequeños. Pero...¿Qué risas?


"Y yo no voy, yo no voy, a dejar que se haga un roto en mí, ni a aterrizar, no voy a aterrizar. Antes muerta que rendirme o consentir volverme gris...."
Elena Bujedo.

Yo no quiero participar de esa película. A mi me gustan las pelis románticas, las históricas y las de fantasía, asi que procuraré ser la protagonista de una película que trate sobre todo esto.
Espero haberos hecho reflexionar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La rutina es el camino hacia el hastío. No querer ver su rostro es el primer camino para evitarlo. Estoy contigo. Que cierren todos los cines ante una película así, que bajen todos los telones, que queden vacíos los asientos, que el cielo se parta y llueva sobre las tablas. Nadie quiere entradas para un espectáculo así. Nosotros no las queremos, y pelearemos... claro que pelearemos... Un beso, linda mía.

Anónimo dijo...

Tus hombres grises son zombies sin vida ni ilusión, sin pasado apenas, que no se preguntan, no sufren, no ríen, ni siquiera discuten porque nada de eso les merece la pena.

"La historia interminable" es una metáfora de la necesidad imperiosa de salvaguardar la ilusión y la fantasía, representada en esa deliciosa emperatriz infantil que ve peligrar todo su mundo ante el avance de la nada, la mediocridad, el hastío, la indiferencia.

Como en el relato, mientras alguien sea consciente y crítico, se mantenga despierto y se niegue a convertirse en parte de esa masa amorfa, blancuzca o mejor, gris... Mientras sólo una persona resista, no estará todo perdido.

No voy a hablar de escalas de colores (de eso tú sabes mucho más que yo sin duda). Pero el gris me parece el color neutral, desapasionado, indiferente, capaz de aniquilar de un golpe de estado toda la rica paleta de un artista con porvenir.

No lo permitas. Nunca. Un beso.

Unknown dijo...
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Anónimo dijo...

Ya comentamos el otro día esto y me ha dejado planchado(por usar una palabra bulgar para describir lo que siento) ver la forma en la que lo has redactado. Y si es que nos estamos convirtiendo en destino sin camino. Trazamos una línea recta desde donde partimos hasta donde decidimos parti sin disfrutar de lcamino y sin entretenernos por miedo a no poder realizar lo que un día dijimos. Nos empeñamos en hacer de la vida una gráfica lineal que rece ascendentemente hacia nuestras metas pero no queremos reconocer quela vida esta llena de altibajos y razones en las que pararse y disfrutar simplemete por el hecho de vivir.


Ains.... un día decidí crecer y disfrutar del intento*